La mandioca es una excelente fuente de energía para rumiantes en zonas tropicales. Sin embargo, es una fuente de energía rápidamente fermentable, por lo que conlleva riesgo de desarrollo de acidosis subclínica. El malato ha demostrado ser efectivo previniendo la acidosis, ya que aumenta el pH ruminal y disminuye el lactato (Martin,1999 y Carro, 2003). Khampa y col., 2006a-b realizaron dos experimentos para evaluar los efectos del malato en dietas ricas en mandioca con paja de arroz tratada con urea como forraje. El primero se realizó con novillos castrados que recibieron un concentrado rico en mandioca (70%) con distintas dosis de la sal de málico. El malato modificó el consumo de materia seca incrementando y estabilizando el pH ruminal.
Además, aumentó el nitrógeno amoniacal de urea en sangre y la producción de AGV cambiando las proporciones de estos a favor del propionato, resultando en más energía disponible. En el segundo, con vacas lecheras lactantes, se administraron concentrados ricos en mandioca (70 y 75%) con distintos niveles de urea y malato. El malato mejoró la digestibilidad de la materia orgánica, la proteína bruta y la fibra, aumentando el nitrógeno microbiano. Además, a mayores dosis de malato, se obtubieron menores contenidos en ácido láctico ruminal y nitrógeno fecal con mejora de la flora ruminal.
Concluimos que la adición de malato mejora la digestión ruminal en dietas ricas en mandioca.
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