En los últimos años se ha producido una creciente preocupación por el papel de la ganadería en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Pese a ello, es importante considerar que la ganadería es responsable sólo de aproximadamente el 6-8% de las emisiones de GEI (Richi et al., 2020) y constituye una actividad vital para el aprovechamiento y mantenimiento de los recursos naturales. De estos GEI una parte (aprox. 18%, IPCC, 2023) proviene del metano, que, parcialmente, es producido por la fermentación entérica de los rumiantes, gracias a la cual los microrganismos presentes en el rumen (archeas, bacterias, hongos y protozoos) son capaces de transformar alimentos (productos y subproductos) en su mayor parte no aprovechables para la alimentación humana en energía que utilizan para el correcto funcionamiento de su actividad metabólica. Siendo por tanto la ganadería (en este caso de rumiantes) una actividad vital para el aprovechamiento de estos recursos.
Como mencionamos previamente el METANO es un gas que producen los microorganismos en el rumen y es liberado a la Atmósfera mayoritariamente mediante eructaciones (>95%). Esta producción de METANO tiene varias consecuencias; en primer lugar, el METANO es un gas de elevado poder calorífico. Sin embargo, la vida útil del metano es de entre 10 y 15 años, después se convierte en CO2 pudiendo ser fijado otra vez, por las plantas mediante la fotosíntesis y volviendo a ser utilizado por los rumiantes para su alimentación, entra en un ciclo corto denominado Ciclo biogénico del Carbono, en el cual gran parte del metano liberado es de nuevo absorbido (Pereira et al., 2022). En segundo lugar, esta producción de METANO tiene una repercusión económica importante para los productores, ya que aproximadamente entre el 10-15% de la energía que consume un animal es destinado a su producción (Jonhson and Jonhson, 1998), y esa energía podría destinarse tanto a la producción de leche/carne o al correcto funcionamiento de sus actividades metabólicas. Esta pérdida de eficiencia supone una pérdida económica para los productores y ha de ser abordada desde todas las disciplinas de la producción animal, bien mediante estrategias de nutrición (Beauchemin et al., 2008; Parmar et al., 2019), selección (González-Recio et al., 2020) y/o manejo, hacia sistemas más eficientes, siendo una de las líneas de producto abordadas por NOREL en los últimos años (resultados publicados en ASAS, 2023).
El desarrollo de estrategias nutricionales para la mitigación de las emisiones de metano ha sido abordado por NOREL en los últimos años mediante el desarrollo de productos que favorecen una población microbiana más favorable a rutas metabólicas menos productoras de metano y más eficientes (en este caso, la adición de RUMALATO favorece la proliferación de Selemonas ruminatum). Así, la adición de RUMALATO contribuye a una menor producción de metano debido a la estimulación de la vía succinato-propionato promoviendo la transformación de lactato a piruvato y este en propionato (para lo cual necesita malato como promotor). El propionato es absorbido por la pared epitelial y transportado al hígado, para el desarrollo de la gluconeogénesis, lo que llevaría una mayor producción de leche y contenido en grasa frente a otras vías de fermentación. Estos resultados ya se observaron en Barch & Devant. (2005). Además, la estimulación de la vía succinato-propionato frente a otras vías (butirato, etanol, formato) permite una reducción del H2 disponible en el rumen, necesario para la producción de metano (Mungoi et al. 2007; Kung et al., 1982; Carro & Ranilla, 2003). Otra de las ventajas de la adición de malato es la reducción de la cantidad de lactato en rumen, y el mantenimiento de un pH adecuado, evitando casos de acidosis y potenciando el correcto funcionamiento del mismo.
Con el objetivo de estimar el impacto de la adición de malato como aditivo en reducción de metano entérico. se desarrolló una prueba, tanto in vivo como in vitro. Los resultados obtenidos in vitro realizados por NOREL refrendan los anteriores de Bach & Devant (2005) con una producción mayor de propionato frente otros AGV, mostrando una menor ratio acético/propiónico. La prueba in vivo consistió en la medición de las emisiones directas mediante cámaras de respiración de 12 cabras (no preñadas), las cuales fueron divididas en 2 grupos, a uno de ellos se les suministró una dieta control y a otro se le suministró 12 g/d de RUMALATO®, tras un periodo de adaptación de 2 semanas se midió tanto el consumo, su peso vivo y su producción de metano expresada en L/día. El consumo de materia seca no difirió entre los tratamientos CTL y RUMALATO y la producción de metano por Kg de IMS fue un 15% inferior en el caso de RUMALATO (22,2 vs 26,1 litros/Kg CMS, para RUMALATO y CTL respectivamente, P = 0,043), lo que implicaría no solo un aumento de eficiencia alimentaria si no una reducción del impacto de cada kg de materia seca ingerida. En relación a la mejora de la eficiencia alimentaria, esta diferencia supondría aproximadamente 2.5 g METANO/kg de materia seca ingerida que supondrían unos 96 g de cebada/kg CMS. Por tanto, implica una mejora en el aprovechamiento de la ración y por tanto una mejora en la rentabilidad de la misma.
Javier López Paredes, Product Manager
Rellena el siguiente formulario y te contactaremos lo antes posible
Rellena el siguiente formulario y te contactaremos lo antes posible
Rellena el siguiente formulario y te contactaremos lo antes posible