Son bien conocidos todos los aditivos que existen en el mercado para mejorar la palatabilidad y la aceptación del alimento de nuestros animales. Todos ellos tienen como objetivo modificar o normalizar tanto el gusto como el olor del pienso. Una de estas soluciones son los aromas, que buscan una respuesta del animal a través del olfato. El sentido del olfato tiene una relevancia significativa en la alimentación e incide en otros aspectos como las relaciones entre los animales, durante la maternidad, efecto en las improntas parentales y un largo etcétera.
En general todos los animales muestran sensibilidad frente las moléculas olfativas, pero también es cierto que no todas las fisiologías son iguales. Algunos animales muestran mayor sensibilidad a los aromas y los sabores, que otros. Esto es debido a la cantidad de papilas gustativas que tienen y al desarrollo del epitelio olfativo. Existe una relación directa entre la superficie del epitelio olfativo y la capacidad olfativas de los mismos. Por ejemplo 30.000 mm² en los cerdos salvajes (Pihlström et al, 2005), y de solo 1.125 mm² en humanos (Pihlström et al, 2005). En otro artículo publicado en Norel.net por Canal B. (https://www.norel.net/es/noticias/%C2%BFqu%C3%A9-papel-tienen-los-aromas…), se hace referencia a las familias de receptores olfativas y de gusto localizadas en la zona oronasal.
¿Dónde recae la importancia de los aromas en la aceptabilidad del alimento?
Dejando a un lado los aspectos de marketing y los objetivos de los aromas que todos conocemos como el de homogeneizar dietas y enmascarar materias primas desagradables para nuestros animales. Los aromas también tienen un efecto en el proceso fisiológico del reconocimiento y aceptación del alimento. Concretamente el aroma incide en la que suele ser la primera interacción del animal con la ración, el reconocimiento. A partir de aquí entran otros aspectos tales como el aspecto físico del alimento y rápidamente el sabor. Y es en el sabor donde vuelve a tener una incidencia significativa el aroma.
El sabor es la sensación que producen los alimentos u otras sustancias en el gusto. Dicha impresión está determinada en gran parte por el olfato.
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