El malato ha sido empleado desde hace más de 20 años en rumiantes con el principal objetivo de aumentar el pH ruminal desde que Martin y colaboradores demostraron que el empleo del malato estimulaban el consumo de ácido láctico por Selenomonas ruminatium.
Otros trabajos realizados en rumiantes han demostrado que el Malato también mejora la digestibilidad de diferentes nutrientes como la hemicelulosa (Carro 1999), la fibra neutro detergente (Gomez 2003, Sniffen 2005, Liu 2009) y la fibra ácido detergente (Snifenn 2005). Estas mejoras de digestibilidad se deben a que el malato no sólo mejora el crecimiento de poblaciones que consumen ácido láctico sino que además favorece el aumento de poblaciones bacterianas celulolíticas (Newbold 1996, Khampa 2006) mejorando la digestibilidad de los forrajes. También se ha demostrado que el empleo de rumalato aumenta la proteína microbiana en estudios in vitro (Gomez 2003, Tejido 2003 y Sniffen 2005) por lo que el empleo de malato mejora el flujo duodenal de proteína microbiana.
Por tanto podemos decir que el malato actúa como modulador ruminal aumentando el consumo de ácido láctico, mejorando la digestibilidad de la fibra y aumentando el flujo de proteína microbiana.
Bajo este mecanismo de acción se ha demostrado mediante un análisis conjunto de 4 pruebas con un total de 514 vacas de leche que el empleo del malato aumenta de forma significativa la producción de leche en un 2.3% (41.81 Control vs 42.85 Rumalato, p=0.0158)
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